EDITORIAL DEL FINANCIAL TIMES
Si el fallo del señor Griesa establece un precedente, un solo acreedor podrá excluir a un deudor soberano de los mercados internacionales por siempre.
Llevar a un atolladero a los países con obligaciones de deuda impagas es peligroso. Si bien los países deben honrar sus deudas en todos los casos salvo casos excepcionales, un sistema ordenado de reestructuración de deuda soberana es esencial para esas excepciones. Al igual que la quiebra de individuos o empresas, sólo se destruye valor si se mantiene a los deudores insolventes en un limbo indefinido.
No se avista en el horizonte un régimen de quiebra de países. De modo que los acreedores de deuda soberana deben entender la importancia de las Acciones de Clase, que deberían ser un estándar en todos los bonos nuevos, como ha hecho la eurozona. Qué hacer con la deuda existente es más complicado. El Congreso de EEUU podría modificar la ley de contratos para lidiar más sensiblemente con la reestructuración de la deuda argentina bajo ley americana. Pero por ahora, son los jueces los que están a cargo. Es mejor que las implicaciones internacionales de este caso sean resueltas por la Corte Suprema, a la que el caso debería ser elevado urgentemente.
If Mr Griesa’s ruling sets a precedent, a single holdout creditor will be able to exclude a sovereign debtor from international markets indefinitely.
Trapping countries in unpayable debt obligations is dangerous. While countries should service their debts in all but exceptional cases, an orderly mechanism for sovereign restructuring is essential for the exceptions. Just as with bankrupt individuals and corporations, value is only destroyed by holding insolvent debtors in never-ending limbo.
A sovereign bankruptcy regime is not on the horizon. So sovereign creditors should learn the importance of CACs, which should be standard in all new bonds – as the eurozone has done. What to do about existing debt is harder. The US Congress could modify contract law to deal more sensibly with the Argentine restructuring and US law-governed sovereign debt. But for now, the courts are in charge. The international implications of this case are best dealt with by the Supreme Court, to which it should be elevated urgently.
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