VIVIR CON LO NUESTRO, SOBRE TODO
CON NUESTROS DÓLARES
El avión cae en picada, el piloto (¿la pilota?) no está, no sabe, no contesta, y la nave es conducida, aparentemente, por un azafato sin experiencia ni capacidad.
Entre los pasajeros hay algunos que saben pilotear aviones, pero para no comprometer su prestigio prefieren estrellarse para luego resurgir desde las cenizas como un ave fénix.
Esta podría ser una descripción breve de la realidad económica nacional. El país marcha hacia un ruinoso default que todos parecen creer que no los afectará gravemente, a la vez que esperan que la tragedia ocurra para «después» reconstruir desde las ruinas sin ser considerados responsables de ajustes, esfuerzos ni sacrificios.
Al analizar las opiniones de aquellos economistas y expertos que merecen mi respeto, encuentro que se resumen a pocos puntos, no siempre concordantes:
· Se debe parar la pérdida de reservas.
· Sería complicado desdoblar la paridad cambiaria, porque el nuevo valor sería inmediatamente superado por las expectativas, en una espiral infinita.
· Si se liberara el cepo, el estado perdería todas las reservas instantáneamente ante la estampida de demanda. Por eso debería salirse gradualmente.
· Un tipo de cambio alto generaría de inmediato más inflación.
· Se debe arreglar con el Club de París, el Ciadi, Repsol, los holdouts y el FMI, y tomar nueva deuda.
· La única solución es un plan integral de baja de gasto y control de inflación.
· Se debe volver a estimular la inversión, para lo que deben cambiar los funcionarios, o directamente todo el gobierno.
Respondo con otro punteo.
· La necesidad de parar la baja de reservas es una verdad perogrullesca, lo que debe discutirse es el cómo.
· El desdoblamiento cambiario que parece ser la máxima concesión que harían algunos a la libertad cambiaria y de pensamiento, choca con la realidad de que el estado seguiría condenado a vender dólares a los tipos de cambio establecidos por él mismo. Esto genera miedo a perder más reservas. (Y a convalidar el fracaso de la política monetaria basada en la emisión desenfrenada.
· Liberar el cepo y mantener la obligación autoimpuesta de que el estado debe seguir siendo el gran vendedor de dólares, efectivamente generaría una corrida para lo que se necesitaría un alto poder de fuego a fin de disuadirla, o sea muchos dólares que no tenemos. Esto si se sigue con la idea de que el estado debe ser el proveedor de dólares del sistema. Salir del cepo gradualmente, además de que nos lleva a un horizonte muy lejano, implica más intervención y controles.
· Estamos contestes en solucionar las barbaridades que se han hecho con las vieja deuda y las nuevas que se han inventado por impericia o corrupción. Sin embargo debe incorporarse al análisis la imposibilidad psicológica de la máxima conducción del país de culminar una negociación, percibida siempre como una claudicación o muestra de debilidad. En tales condiciones, no es difícil imaginar que toda negociación avanzará aparentemente, pero terminará en un conflicto. Mal se puede esperar que en un corto plazo se llegue a acuerdos que permitan salir a tomar nueva deuda para pagar la anterior.
· Estamos totalmente de acuerdo con la idea de parar la emisión y el déficit, la inflación, la corrupción, la expulsión de la inversión y el ataque sobre el derecho privado y los derechos adquiridos. Inclusive venimos predicando sobre la necesidad de que se confeccionen desde cero el presupuesto nacional, los presupuestos nacionales y municipales, única manera de parar la corrupción y el despilfarro. El punto es que creemos que ello no ocurrirá en el corto ni en el mediano plazo, no sólo porque los actuales gobernantes no lo harán, sino porque los futuros gobernantes no lo harán.
· Compartimos en lo imperioso de restablecer la confianza interna y externa en el país, pero debe aceptarse que eso, en el mejor de los casos, ocurriría mucho después del colapso de las reservas y el default.
¿Entonces?
Una conclusión previa: Para detener la pérdida de reservas hay que salir ya del cepo, lo que supongo no merecerá objeciones. No hay tiempo ni vocación de ningún político para planes integrales, y no se puede cambiar el gobierno ni cambiar al gobierno.
Mi propuesta es salir del cepo liberando totalmente el mercado de cambios. Esto significa que el estado NO VENDERÁ dólares para satisfacer la demanda, SINO QUE TODAS LAS TRANSACCIONES SE HARÁN ENTRE PRIVADOS, y de ahí surgirá el precio de mercado de la divisa.
Tamaña medida tiene las siguientes ventajas:
· No habría corrida contra las reservas, porque el BCRA no vendería dólares, sino que la divisa debería surgir de la puja entre compradores y vendedores.
· Desaparecería de inmediato toda la maraña de controles, permisos, telefonazos, arbitrariedades, restricciones, prohibiciones, prebendas e inseguridad que ha paralizado la producción real nacional.
· El gobierno no tomaría el riesgo de fijar tipo de cambio alguno, ni de convalidar ninguna implicación del tipo de cambio resultante, ni correría el riesgo de que se produjese un círculo vicioso.
· Desaparecerían todas las restricciones al envío de dividendos, repatriación de capitales, autopréstamos para evitar invertir a un tipo de cambio claramente injusto, y todos los artificios que forzaron la desaparición de la inversión.
· El mercado paralelo de cambios pasaría a ser efectivamente un mercado negro, marginal e intrascendente, y no un sistema para canalizar la desesperación de empresas y particulares.
· Se quitaría el estímulo a la triangulación, el contrabando y otras prácticas, que por ejemplo, ha transformado a Paraguay en gran exportador de carne.
· La oferta de ese nuevo mercado libre sería todo el mercado exportador y cualquier inversión o préstamo que recibieran las empresas, lo que significaría un estímulo muy relevante en el ingreso de divisas y también en el ingreso del exportador, creando una genuina fuente de divisas.
· La demanda en ese mercado sería toda la exportación, el pago de todas las deudas e intereses, la remisión de dividendos o capitales, las importaciones efectuadas por el estado y la compra de particulares con cualquier propósito.
· No habría innovación, por ahora, en las reglamentaciones no cambiarias, como retenciones y otra multiplicidad de reglas.
No es posible determinar cuál será el tipo de cambio resultante de ese mercado, ya por el efecto de tantas restricciones recientes, como por el hecho de que en 80 años no ha existido un mercado libre en el país. Para ejemplificarlo, basta recordar que los dos supuestos liberales recalcitrantes, Martínez de Hoz y Cavallo, crearon férreos sistemas de control de cambio, ambos con legislaciones que ignoraban la seguridad jurídica y el derecho de los ciudadanos.
Sin embargo, es posible calcular que el tipo de cambio resultante estará bastante más abajo que el famoso blue, en especial en cuanto se logre un mínimo de fluidez.
Nos queda el punto de la influencia del tipo de cambio en el aumento de los precios, al elevarse el valor de compra de los importados y subir el valor que se percibe por los bienes exportables. Es obvio que la industria automotriz y otras prebendarias similares despotricarán contra la libertad de cambios, que las priva de un colosal subsidio. Esta objeción es el más grave escollo de cualquier intento de liberar el mercado, ya que sobre el concepto del estado vendedor de dólares a precio preferencial se ha basado, hoy y siempre, este negocio que es presentado como vital para el empleo, pero que se chupa toda expectativa de crecimiento y progreso.
En la práctica, muchos precios están ya influidos por el dólar blue, y hasta contienen lógicas expectativas exageradas que crean desabastecimiento o inflación adicional. También es cierto que un aumento de importaciones obra siempre como un regulador del nivel de precios, y que un aumento de la producción, como ocurrirá si desaparece la restricción cambiaria, también colabora a la baja de precios.
No quiere decir esto que no siga siendo imprescindible parar la emisión y hasta retirar circulante del mercado, bajar el gasto de modo serio, reestablecer la confianza y la seguridad jurídica, adecuar la tasa de interés a criterios profesionales y ortodoxos, y todos los cambios hacia la seriedad que deben producirse.
Sí, en cambio, sostengo que no hace falta todo ello para salir del cepo cambiario mediante un mercado libre, donde el estado no sea el vendedor de última instancia, cuyo tipo de cambio por supuesto reflejará rápidamente todas las estupideces que hagan los gobiernos, lo que sería un termómetro bastante útil.
Usted, economista, experto o lego, puede pensar que esta idea es inaplicable, o que nunca habrá voluntad de aplicarla, que no dará resultados, que es una locura, que estos tipos no harán eso nunca, o lo que quiera.
Espero comentarios técnicos y específicos. No frases o insultos al gobierno.
También puede seguir sosteniendo que lo que hay que hacer es un plan integral que se hará alguna vez, por alguien que no sabemos quién es, ni cómo se hará.
Y puede decir que lo que quiere es que esto estalle para que el gobierno no quede impune y sea claramente culpable del fracaso.
O puede insistir en que hay que esperar al próximo gobierno para ahí empezar a reconstruir.
Por mi parte, sostengo que el sistema que propongo, que no es exactamente invento mío, es el que permite un cambio más rápido y efectivo para dejar de perder reservas, (que son menores a las que se declaran) y para dar aire de inmediato a la producción, en especial Pyme.
El avión sigue cayendo en picada, conducido en el mejor de los casos por un piloto ciego. Cuando se estrelle habrá pocas aves Fénix que resuciten.
Dardo Gasparré
PARA BAJAR EL BLUE Y DETENER LA PÉRDIDA DE RESERVAS
Dardo Gasparré6/11/13
En una reaccion ideal para un libro de texto, el cepo también ha generado una fenomenal fuga de divisas por via del turismo, gracias a los que quieren viajar y vacacionar, «con todo derecho», con el dólar que subsidiamos o subsidiaremos todos los argentinos. Unos tontos del lado del gobierno, unos vivos del lado de we, the people.
Quiero proponer una variante tan heterodoxa como lo que hace el gobierno, pero que evitará el drenaje de divisas, a la vez que tirará para abajo el valor del dólar informal.
Esencialmente, lo que propongo es que el gobierno deje de vender dólares por completo para la actividad turística y los gastos en el exterior de particulares y compras personales, por Internet o cualquier otro medio, pagadas con tarjetas de crédito por particulares o empresas. Al mismo tiempo, que elimine todas las restricciones al uso de tarjetas en el exterior, compra de pasajes, compras por Internet, y demás actividades correlativas. Esto incluiria a las empresas cuando realicen esos mismos gastos para sus ejecutivos, socios, clientes o cualquier particular.
La pregunta que se viene es: Y si el estado no vende dólares, quién los vende? No me extraña la pregunta, ya que los argentos somos comunistas con nuestros gastos, es decir, siempre deben ser pagados en alguna forma por el estado. Como en 80 años no hemos tenido libertad cambiaria, no alcanzamos a comprender que en un mercado libre, el estado NO VENDE dólares, sino que se tranza entre particulares.
Pues bien, ¿qué pasa si se crea un mercado de paridad no administrada para todos los gastos que todos sabemos que no justifican en modo alguno que sea el estado el que deba proveer los dólares para su pago?
¿Quienes serían los compradores en ese mercado?
- Las tarjetas de crédito para girar dólares a las empresas del exterior por hotelería, comidas, compras personales, alquileres y otros conceptos que erogan los argentinos, reales o inventados.
- Las empresas de transporte y de turismo por las compras de pasajes y otros conceptos en divisas.
- Los compradores de dólares para utilizar en viajes al exterior, por una cantidad adecuada por dia de viaje a fijarse.
¿Y quienes serian los vendedores?
- Cualquier persona o entidad que quiera participar y que tenga legal e impositivamente justificada la tenencia de los dólares que ofrece. (Residente o no)
- Los turistas que visitan el pais, por montos a fijarse en función de los días de permanencia.
- Las tarjetas de crédito por los dólares que deben vende para pagar los gastos que realicen los extranjeros poseedores de esas tarjetas en el pais que deban ser pagados al comercio local en pesos, que lo serán al tipo de cambio de este mercado.
¿Quiénes serán los operadores del mercado? Todas las entidades autorizadas para operar en cambios, con los controles respectivos.
Como en todo mercado libre, los compradores tratarán de pagar lo menos posible, es decir lo más parecido al dólar oficial, mientras que a la inversa, los vendedores tratarán de obtener lo más cercano al dólar blue.
Por supuesto que esto molestaría mucho a quienes sienten que tienen derecho a viajar, alquilar, comprar y comer en el exterior con un dólar subsidiado, y también a quienes probablemente obtengan por sus dólares blancos menos de lo que obtienen en el blue, pero así son los mercados libres, no?
Hago esta propuesta con un múltiple propósito:
a. Provocar un debate sobre la idea, como una manera de aprender un poco más sobre el funcionamento de un mercado en el que el estado no participe
b. Para que quede claro que lo que estamos discutiendo entre los argentinos es quién se beneficia de los dólares subsididados y quien no.
c. Para que quede claro que los argentos NO QUEREMOS MERCADOS LIBRES, aunque gritemos por la libertad.
d. Para tirar una idea que comprendo que no es la solución, pero puede parar la sangría.
e. Para que en una de esas descubramos y descubran ellos que la libertad cambiaria no es tan mala, y ahorra mucho trabajo
Y porque si mientras discutimos la solución integral que cada uno tiene se nos van las reservas, es como al herido que se desangra mientras los médicos debaten la operación que le harán.
Escucho opiniones. Y sobre todo, los imposibles que seguramente se encontrarán para mi idea.
La arritmia, la colección, la renuncia y mi TL
Algunas voces de mi TL están asegurando que hay un acuerdo por el cual Cristina Fernández renunciaría luego de las elecciones, junto con Boudou. Se convocaría a la Asamblea Legislativa que prevé el artículo 88 de la CN, y allí se designaría a Daniel Scioli, quién llamaría a elecciones en un plazo prudencial.
La especie parece una locura, o al menos carece de fundamento, pero tiene algunas bases respaldadas en los análisis que no son descartables.
La presidenta ha llegado a una instancia que se podría resumir así: ella no hará lo que se debe hacer para corregir las barbaridades de su política, y por otro lado si no lo hace las consecuencias serán de suma gravedad, lo que afectará al partido justicialista, estallará en la cara del sucesor seguramente peronista y le costará a la poderosa mandataria el encono del sistema mundial, lo que le garantizaría una persecución personal más grave que la que padeciera Salinas de Gortari luego de traicionar a los centros financieros del mundo.
Al gobierno se le han acabado evidentemente las ideas, los fondos y los recursos naturales. Los próximos dos años sólo pueden ser de deterioro personal y partidario. Le convendría irse ya mismo si tuviera una excusa para hacerlo sin que pareciera un huida.
En una situación asombrosamente similar tanto en sus políticas como en sus prácticas, su lenguaje y su fracaso, Juan Domingo Perón consintió casi sin resistir el golpe que lo destituyó en 1955 ante una sublevación que estaba lejos de superarlo por la fuerza de las armas. Eso le permitió irse depuesto y no claudicante ni fracasado.
En una reciente nota en este mismo medio, decíamos hace pocos días que el justicialismo podría ver como una salvación una destitución legislativa de Cristina Fernández. ¿Por qué no vería con igual beneplácito una renuncia por razones de salud indisputables?
Tal eventualidad «salvaría la ropa» de todos los protagonistas y permitiría empezar a hacer las correcciones y arrepentimientos que la presidente ha dicho que no hará. ¿El arreglo con el CIADI y el FMI no son una especie de anticipo, justamente cuando la mandataría está bajo el paraguas del reposo estricto?
¿Sus funcionarios no querrán hacer buena letra con el establishment internacional frente a la inminencia de un colapso que les garantiza la cárcel?
¿Sus sucesores justicialistas no preferirán un período de transición donde un nuevo Duhalde les limpie el camino y les evite el empeoramiento inexorable de los próximos dos años?
¿No es Scioli el personaje ideal para la tarea, dispuesto como está a pagar cualquier precio y soportar cualquier escarnio por tener el papel central?
¿Es muy difícil suponer que la Presidenta ha tenido ya varios anticipos de sus problemas de salud, que sufre en la intimidad las consecuencias de esos problemas, de su estilo y de su fracaso y que está preparada a renunciar, como se lo ha dicho a su entorno más entrañable y no una vez?
¿Y es muy descabellado suponer que tanto ella como su entorno pueden sentirse más protegidos si su retirada está cubierta por una continuidad no sólo afín sino con pactos de sangre?
Cuando leí los tweets que sostenían esta idea, mi contestación impulsiva fue: «Y yo reemplazaré a Messi en el Barça»
Después, como mero ejercicio intelectual, sopesé estos razonamientos que he compartido. Por las dudas, hoy empecé mi dieta y a hacer cinta. Tiembla Messi.
Dardo Gasparré
La mentira de la Reserva Federal
Por Dardo Gasparré
¿Por qué estamos sorprendidos de que la FED haya decidido prolongar la alegre emisión de moneda?
Desde la crisis de 2008, y acaso desde la caida de las torres en 2001, Estados Unidos apostó a la licuación de su deuda. La tasa cero, la emisión escandalosa, la devaluación de su moneda, el aumento de su gasto y su déficit y el crecimiento de su endeudamiento. habrían merecido las peores críticas si hubieran sido decisiones tomadas por cualquier otro pais del mundo.
En 2007, como ya hemos comentado, la FED cambió sus estatutos. Donde antes decía que su misión única era proteger el valor del dólar, ahora dice que su primer objetivo es cuidar el crecimiento y LUEGO el valor de la moneda. Esa frase torna totalmente irrelevante su vociferada independencia del poder politico. Crecimiento es empleo. Empleo y valor de la divisa son en la mayor parte del tiempo antagónicos. Como se ve en este momento, un dólar fuerte ajusta por desempleo, y un dólar devaluado genera por un tiempo más empleo, y obviamente, más inflación. Sus estatutos no le dejan opción a sus autoridades. Ya no hace falta que sea o no dependiente del ejecutivo: sus estatutos la obligan a promover el crecimiento; una recesión es entonces impensable, con lo que reaccionará en todos los casos como cualquier político de cuarta: emitamos para crear actividad y empleo. (Otro día explicaremos por qué el empleo no subirá tan fácilmente en EEUU.)
Pero hay operadores que llegan más lejos: encabezados por el otrora respetado Paul Krugman, proponen una «saludable inflación» que licue la deuda y acelere el consumo, la exportación y la creación de empleo. Esta licuación deliberada de la moneda en que se han endeudado, pareceria de profunda inspiración kirchnerista: estafemos a los acreedores. La inflación ya no sería una consecuencia de otras políticas, sino el objetivo.
Con su viejo estatuto, la FED debería hacer valer su independencia de los poderes politicos y preservar el valor del dólar. Pero con el nuevo estatuto, sus decisiones serán funcionales a los infladores seriales.
La oportuna marcha de Bernanke, la retirada de Lawrence Summers, y el futuro nombramiento de la flexible Janet Yellen, no son una casualidad.
Queda asi atrás la promesa de que se emitiría durante la recesión, pero cuando se reactivara se retirarían los estimulos monetarios para evitar efectos inflacionarios. La inflación, de mágicos efectos de corto plazo sobre el presupuesto, satisfacerá por un tiempo a los demócratas, que quieren más subsidios y welfare, y a los republicanos, que quieren defender sus negocios con el gasto militar y no subir los impuestos a los ricos ni cobrárselos a las grandes empresas.
Cualquier argentino entendería esto.
DESTITUCIÓN, ENDEUDAMIENTO, DEVALUACIÓN
El desordenado «sistema» de voceros de Cristina Kirchner, acuña ahora la frase de que, al pretender imponer un Presidente de la Cámara de Diputados no oficialista, se está buscando destituírla, devaluar y endeudar al país.
Repasemos. El atraso cambiario es la consecuencia del aumento del gasto la emisión y la subsecuente inflación, agravada por los subsidios inexplicables al gas y la energía, que han forzado una pérdida de reservas ni imaginada. La devaluación está ocurriendo y no es más visible por el relato del cepo, que está paralizando una a una todas las actividades económicas no estatales o estado-dependientes de la Argentina.
Ella cree que la presionan. Tal vez la están ayudando.
En cuanto al endeudamiento, el relato parece creer que el país no se está endeudando ahora, y que alguien quiere hacerlo por deporte. La verdad es que estamos endeudándonos groseramente y del modo más desordenado posible. CIADI, Club de París, Holdouts, Repsol, LAN, otras privatizadas confiscadas, adjudicaciones y contratos al voleo como el de Chevron y las represas, son deudas que caerán sobre las cabezas de gobernantes y gobernados del futuro, con la inexorabilidad del destino. También el enorme endeudamiento que significan los subsidios tarifarios que deben eliminarse y la solución del entuerto gasífero mezcla de corrupción, ineptitud e improvisación. A esto hay que agregarle Las deudas jubilatorias, el vaciamiento de ANSES y siguen las firmas. Estamos endeudándonos mal, caro y sin control ni registro.
Lo que el gobierno odia es endeudarse ordenada, seria y responsablemente y registrar la deuda.
Hay un fuerte y profesioal consenso que no es el de los patrones, como llama la presidente a un grupito que ella cree le deben favores y por lo tanto sumisión, de que si se sigue por este camino la situación económica y social se tornará inmanejable para este gobierno y aún para el que lo continúe. Por responsabilidad o por miedo, la oposición, incluyendo el Frente Renovador, y hasta muchos diputados hasta ahora leales al FPV, pueden estar pensando en aplicar los remedios constitucionales ante una situación de desgobierno, no necesariamente para tomar determinadas medidas, sino para detener las actuales.
Cristina Kirchner está protegiéndose de su propios cuadros.
Dardo Gasparré
El atraso cambiario (¡Ufff!)
Resumamos, sólo para organizar el pensamiento, algunos conceptos de teoría económica. (Perdón, pero parece que no nos acordamos)
Cuando un país exporta mucho más de lo que importa, su moneda se valoriza. Como cualquier bien, ya que aumenta la oferta de la divisa internacional, supongamos el dólar. En otros términos, el tipo de cambio «se atrasa».
Hay maneras de paliar ese efecto. Pero ninguna sirve en el mediano plazo, salvo la de dejar que aumenten las importaciones. (Pausa para imaginar las otras maneras posibles y sus efectos)
Si las exportaciones son mayoritariamente de commodities el efecto es peor, porque se frena el desarrollo de nuevas industrias y las existentes sufren al exportar menos, aumentar sus costos de insumos importados y recibir mayor competencia externa. El dutch disease, en lunfardo técnico.
Si no fuera por la necesidad de crear puestos de trabajo que plantea una población de crecimiento absurdo en tamaño y calidad, se resolvería el problema de modo casi automático, ya que se usaría la mayor afluencia de dólares para importar más bienes, y eso tendería a equilibrar el tipo de cambio.
Pero como las commodities no suelen proveer los puestos de trabajo que los países necesitan para no transformarse en administradores de retenciones y subsidios, las naciones procuran establecer industrias, que salvo en un puñado de casos no generan un alto output, por falta de innovación, investigacion o talento.
Cuando el tipo de cambio se atrasa, esas industrias desaparecen, se reducen o no se instalan, afectando la demanda laboral significativamente. El camino es que haya ganadores y perdedores. Es decir, algunas industrias eficientes y creativas sobreviven e inclusive exportan más. Otras desaparecen. Ley de mercados comparados o de ventajas comparativas. (Hago aquí otra pausa para que el lector me insulte.
Hay también en ese plano dos alternativas. El estado define qué industrias quiere salvar y cuáles no. O se deja que el mercado decida. En el pais de Tierra del Fuego, las armadoras de autos, Ciccone, Bulgheroni, Macri (Sr), Aerolíneas Argentina, YPF y otras muchas, no me permitiré detallar los males que acarrea la intervención del estado. Sí, en cambio, pienso que sería posible que un estado serio eligiese algunas industrias con potencial real para desarrollar y la ayudase, como alguna vez hiciera Peron, ante el escepticismo y la burla de muchos, (incluído quien escribe) con la aviónica y la energía atómica.
Las devaluaciones o revaluaciones cambiarias por vía del monetarismo o de la prepotencia legal o ilegal, no han tenido éxito en el mundo, y menos en Argentina, (Perón 1ª. época, Krieger Vasena, Mondelli, Martínez de Hoz, Perón 2ª. época, Cavallo, etc.) y han culminado generalmente con explosiones (sic) de realidad. Por supuesto que las urgencias electorales de los políticos, el simplismo estúpido y utilitario de las masas y la viveza de los empresarios (que siempre tienden a ser prebendarios si se los deja), hacen que sea mucho más fácil este tipo de soluciones que las de dejar que la vida decida qué empresas subsisten y cuáles mueren. Remember Schumpeter. De modo que nadie opta por la única solución real al probema del atraso cambiario.
Al contrario, ante la presión sindical y empresaria, y su propia ignorancia y cobardía, los gobiernos cierran más la importación, y producen aún mayor atraso cambiario, a lo que ahora le agregan desinversión, pérdida de ahorro (la misma cosa, acepto), subas de precio y desempleo creciente. (Otra pausa para leer las pavadas que dice Krugman sobre la emisión y la devaluación con proteccionismo que preconiza en USA)
En nuestro medio, sin tanto análisis, se ha llegado a este último punto por vía de la improvisación, el lobby, el amiguismo, la ignorancia y la corrupción, con iguales efectos a los descriptos. Se agrava porque en vez de llegar a la revaluación general de monedas de países emergentes - aplaudida por EE.UU- por la sola apreciación de la divisa local, se potenció por una inflación provocada deliberamente por emisión y aumentos de salarios otorgados o convalidados, lo que es aún más negativo.
Esta diferencia de cómo se produce el encarecimiento en dólares y en pesos nominales de los bienes producidos y consumidos, hace que ahora el gobierno se enfrente a que el único camino que le queda es el control de precios y el cepo cambiario inútiles, con un mercado negro que no sirve para generar inversión ni previsión.
Por supuesto que liberar el mercado y permitir la importación de todo lo que se desee no es una opción que este gobierno, este pueblo y esta «gran» industria estén dispuestos a escoger. Tampoco es defendible que un diferente gobierno, con el mismo puebloy con la misma «gran» industria vaya a hacerlo, ni a pagar las consecuencias políticas de tal elección.
Acotación final: si además se subsidian estúpidamente los bienes escasos -como la energia - se agotan los recursos y hay que importar el bien subsidiado. El efecto es que la brecha entre importaciones y exportaciones se cierra de la peor manera posible, sin generar empleo ni equilibrar el tipo de cambio, que también esta subsidiado.
En tales condiciones, la economía funciona no como una ciencia analítica, sino como la física: se cumple. Ocurre. Por eso la solución pasa por la explosión o la implosión. Como siempre.
(Pausa para que usted me diga que no sea pesimista y yo me caliente)
FIN (Sic)
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
271
Kissinger
: Podría redactarse en el contexto de lo que hemos hablado.
Zhou
: Las dos visitas.
Kissinger
: Sería perfecto.
Zhou
: Puede probarse… Tengo una cita a las seis, que me tendrá ocupado
hasta las diez. Pueden utilizar mi despacho. O ir a su residencia
para tratar la cuestión. Mientras tanto, podrán cenar, descansar
y ver una película.
Kissinger
: Nos vemos a las diez.
Zhou
: De acuerdo. Pasaré por su residencia. Vamos a trabajar hasta
bien entrada la noche.
20
Finalmente, aquella noche no pudo darse por acabado el comunicado,
pues se llegó a un punto muerto sobre quién tenía que constar
que invitaba a quién. Ambos queríamos que fuera el otro el que
pareciera más impaciente. Tomamos el camino de en medio. El presidente
tenía que aprobar el comunicado, y Mao ya estaba en la
cama. Finalmente, Mao rubricó un escrito en el que Zhou, «conocedor
del deseo del presidente Nixon de visitar la República Popular
de China» había «cursado una invitación», que Nixon había aceptado
«con mucho gusto».
Terminamos estableciendo los términos de una declaración para
la visita del presidente Nixon poco antes de la hora de nuestra salida, la
tarde del domingo 11 de julio. «Nuestro comunicado hará temblar al
mundo», dijo Zhou, y la delegación tomó el avión de vuelta, disimulando
la emoción antes de que empezara a temblar el mundo.
Pasé la información a Nixon en su «Casa Blanca del oeste» de San
Clemente. Luego se hicieron públicos simultáneamente el 15 de julio,
desde Los Ángeles y Pekín, el viaje secreto y la invitación.
Nixon en China: la entrevista con Mao
Siete meses después de la visita secreta, el 21 de febrero de 1972, el
presidente Nixon llegó a Pekín en un crudo día de invierno. Fue un
momento triunfal para el presidente, para el anticomunista empedernido
que había visto una oportunidad geopolítica y la había
aprovechado con audacia. A modo de símbolo de la fortaleza con la
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
272
que había pilotado la nave hasta aquel día y de la nueva era que se
abría ante él, quiso bajar solo del Air Force One para saludar a Zhou
Enlai, que le esperaba bajo la ventolera de la pista con su impecable
chaqueta Mao mientras una banda militar interpretaba el himno nacional
de Estados Unidos. Se produjo el apretón de manos simbólico
que borró, tal como estaba previsto, el desaire de Dulles. Si bien se
trataba de una ocasión histórica, no tuvo una gran trascendencia. La
caravana que llevó a Nixon a Pekín no encontró a ningún curioso
en las calles. La llegada fue el último tema que se tocó en las noticias
de la noche.
21
A pesar de que la iniciativa había tenido un comienzo revolucionario,
en el comunicado fi nal no había habido consenso, sobre
todo en el párrafo clave que trataba de Taiwan. Una celebración habría
sido algo prematuro, e incluso podía debilitar la posición negociadora
china de deliberada ecuanimidad. Por otra parte, los dirigentes
chinos sabían que sus aliados vietnamitas estaban furiosos por
que China hubiera brindado a Nixon la oportunidad de unir al pueblo
estadounidense. Una manifestación pública dedicada a su enemigo
en la capital del país aliado habría constituido una presión excesiva
en las relaciones chino-vietnamitas, ya muy debilitadas.
Nuestros anfi triones compensaron la falta de calor popular invitando
a Nixon a una reunión con Mao a las pocas horas de su llegada.
En realidad, «invitar» no es la palabra que se ajusta a lo que se dio
en las entrevistas con Mao. No se programó ninguna cita; las reuniones
se produjeron como si de un acontecimiento meteorológico se
tratara. En todas hubo alguna evocación de las audiencias conseguidas
por los emperadores. El primer indicio de invitación de Mao a
Nixon surgió poco después de nuestra llegada, cuando me llegó el
recado de que Zhou quería verme en una sala de recepciones. Allí
me informó: «El presidente Mao desea ver al presidente». Para velar
un poco la impresión de que se reclamaba a Nixon, planteé unas
cuantas cuestiones técnicas sobre el orden de la programación del
banquete de la noche. Zhou, curiosamente impaciente, respondió:
«El presidente lo invita y quiere verlo cuanto antes». Al dar la bienvenida
a Nixon en los primeros momentos de la visita, Mao daba su
autoritaria aprobación a las audiencias del país e internacionales an-
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
273
tes de que empezaran las conversaciones. En compañía de Zhou,
fuimos hasta la residencia de Mao en coches chinos. No se permitió
el desplazamiento de ningún miembro de seguridad personal estadounidense
y se comunicó que la prensa sería informada más tarde.
Un amplio portal en la zona este-oeste abierto en las antiguas
murallas que existían en la ciudad antes de la revolución comunista
constituía la entrada a la residencia del mandatario chino. En el interior
de la ciudad imperial, el camino seguía la orilla de un lago, en el
otro extremo del cual se veía una serie de residencias de altos ofi ciales.
Todos aquellos edifi cios se habían construido en la época de
amistad chino-soviética y refl ejaban el contundente estilo estalinista
del período en el que también se construyeron los pabellones de
huéspedes.
La residencia de Mao no parecía distinta del resto, aunque quedaba
algo apartada. No vimos en sus alrededores guardianes ni otros
aditamentos de poder. En la pequeña antesala destacaba una mesa
de ping-pong. Pasamos por allí de largo, pues nos llevaron directamente
al despacho de Mao, una estancia de dimensiones reducidas
con dos de las tres paredes llenas de estanterías con manuscritos
en un estado de considerable desorden. Los libros se amontonaban en
las mesas y formaban pilas en el suelo. En una esquina se veía una
sencilla cama de madera. El todopoderoso dirigente del país más
poblado del planeta quería presentarse como un rey fi lósofo que no
tenía necesidad de afi rmar su autoridad con símbolos tradicionales
de majestuosidad.
Mao se levantó de una butaca colocada en semicírculo junto a
otras e hizo también lo propio un ayudante que estaba a su lado
para echarle una mano si hacía falta. Más tarde nos enteramos de
que unas semanas antes había sufrido una serie de achaques cardíacos
y pulmonares que le habían debilitado y dejado con la movilidad
algo reducida. Aparte de estos impedimentos, el dirigente
comunista rezumaba una extraordinaria fuerza de voluntad y determinación.
Tomó las manos de Nixon entre las suyas y le dirigió su
sonrisa más afable. La imagen se publicó en todos los periódicos
chinos. El país sabía utilizar a la perfección las fotos de Mao para
transmitir el ambiente y el rumbo de la política. Cuando Mao po-
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
274
nía cara de pocos amigos se avecinaban tormentas. Cuando hacía
un gesto admonitorio con el dedo a una visita indicaba la reserva
del sufrido maestro.
En aquel primer encuentro pudimos vislumbrar un atisbo del
estilo de conversación irónico y elíptico de Mao. En general, los
políticos transmiten sus ideas en forma de puntos básicos. Mao las
presentaba de forma socrática. Empezaba con una pregunta o una
observación e invitaba al comentario. Luego pasaba a otra observación.
De aquel entretejido de comentarios sarcásticos, observaciones
y preguntas salía normalmente una indicación, pero en contadas
ocasiones un compromiso vinculante.
Desde el primer momento renunció a llevar un diálogo fi losófi
co o estratégico con Nixon. Este había comentado al viceministro
de Asuntos Exteriores chino, Qiao Guanhua, a quien habían mandado
a acompañar al grupo presidencial de Shanghai a Pekín (el Air
Force One había hecho escala en Shanghai para recoger a un piloto
chino), que estaba impaciente por hablar de fi losofía con el presidente.
Mao no tenía ningún interés en ello. Tras afi rmar que el único
doctor en fi losofía de allí era yo, añadió: «¿Y si le pidiéramos que
hoy fuera el principal orador?». Como por la fuerza de la costumbre,
Mao jugaba con las «contradicciones» entre sus invitados: la sarcástica
evasiva podía ayudarle a crear un posible distanciamiento entre el
presidente y el asesor de Seguridad Nacional, puesto que a los presidentes
no suele gustarles mucho que les eclipse un asesor.
El mandatario chino tampoco se mostró dispuesto a seguir la
insinuación que hizo Nixon de abordar los problemas que planteaban
una serie de países que fue enumerando. El presidente estadounidense
encuadró así las cuestiones principales:
Nosotros, por ejemplo, debemos preguntarnos —de nuevo dentro
de los límites de esta estancia— por qué los soviéticos tienen asignados
más soldados en la frontera frente a su país que en la que da a
Europa occidental. Debemos preguntarnos cuál es el futuro de Japón.
¿Es mejor —ahí sé que habrá desacuerdos—, es mejor para Japón mantenerse
neutral, completamente indefenso, o lo más adecuado de momento
es que establezca alguna relación con Estados Unidos? […] La
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
275
cuestión es a qué peligro se enfrenta la República Popular, si al de la
agresión estadounidense o al de la agresión soviética.
22
Mao no quiso entrar en el tema: «No quiero meterme a fondo
en estas cuestiones problemáticas». Apuntó que iban a tratarse con el
primer ministro.
¿Qué pretendía transmitir, pues, Mao con aquel diálogo aparentemente
lleno de divagaciones? Puede que los mensajes más importantes
fueran los que no se pronunciaron. En primer lugar, después
de décadas de recriminaciones mutuas sobre Taiwan, en realidad no
surgió el tema. El resumen de lo que se trató es el que sigue:
Mao
: A nuestro viejo amigo común, el generalísimo Chiang Kai-shek,
no le parece bien. Nos llama malhechores comunistas. Hace poco
ha publicado un discurso. ¿Lo ha leído?
Nixon
: Chiang Kai-shek llama malhechor al presidente. ¿Cómo llama
a Chiang Kai-shek el presidente?
Zhou
: Normalmente hablamos de ellos llamándolos la camarilla de
Chiang Kai-shek. En los periódicos, a veces lo llamamos malhechor;
y a nosotros, ellos también nos llaman malhechores. En fi n,
nos insultamos mutuamente.
Mao
: En realidad, la historia de nuestra amistad con él es mucho más
larga que la de la amistad de ustedes con él.
23
Ni amenazas, ni peticiones, ni plazos límite, ni referencias al bloqueo.
Después de una guerra, dos enfrentamientos militares y 136
reuniones de embajadores sin ningún tipo de avance, la cuestión de
Taiwan había perdido urgencia. Era algo que se dejaba a un lado, al
menos por el momento, tal como había sugerido Zhou en la primera
reunión secreta.
En segundo lugar, Mao quería dejar claro que Nixon era bienvenido
en China. La foto lo había dejado patente. En tercer lugar,
Mao estaba impaciente por eliminar cualquier amenaza de su país
contra Estados Unidos:
En estos momentos, la cuestión de la agresión de Estados Unidos
o de la agresión de China es relativamente poco importante; o sea,
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
276
podría decirse que no es una cuestión básica, porque actualmente no
estamos en una situación de guerra entre nuestros dos países. Podrían
retirar parte de sus tropas en su país; las nuestras no salen al exterior.
24
La críptica frase de que los soldados chinos permanecían en su
país despejó las preocupaciones de que Vietnam pudiera acabar como
Corea, con una intervención masiva por parte de China.
En cuarto lugar, Mao quería poner de relieve que había topado
con escollos en su apertura hacia Estados Unidos, pero que los había
salvado. Brindó un irónico epitafi o a Lin Biao, que había huido de la
capital en septiembre de 1971 en un avión militar que se había estrellado
en Mongolia, tras un supuesto golpe de Estado frustrado:
En nuestro país también existe un grupo reaccionario que se opone
a nuestro contacto con ustedes. Acabaron huyendo al extranjero en
un avión. […] En cuanto a la Unión Soviética, ellos fueron quienes
desenterraron los cadáveres, pero no se pronunciaron sobre el tema.
25
En quinto lugar, Mao era partidario de acelerar la cooperación
bilateral y pidió con insistencia conversaciones técnicas sobre el tema:
Nosotros somos también estrictos a la hora de abordar las cuestiones.
Ustedes querían, por ejemplo, algún intercambio de personas
en el ámbito personal, cosas de este tipo; también negocios. Pero en
lugar de ello seguimos, erre que erre, con la postura de que sin resolver
los asuntos importantes no hay nada que hacer con los secundarios,
yo me mantuve en esta posición. Más tarde vi que tenían razón y
jugamos al tenis de mesa.
26
En sexto lugar, Mao puso el acento en su buena voluntad personal
hacia Nixon, en el ámbito personal y también porque dijo que
prefería tener tratos con gobiernos de derechas, pues los consideraba
más de fi ar. Mao, el artífi ce del Gran Salto Adelante y de la Campaña
Antiderechista, hizo el sorprendente comentario de que «votaba a
favor» de Nixon, y dijo que se sentía «relativamente feliz cuando
subía al poder la derecha» (al menos en Occidente):
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
277
Nixon
: Cuando el presidente dice que vota a mi favor, vota por lo
menos malo.
Mao
: Me gustan los derechistas. Se dice que ustedes son derechistas,
que el Partido Republicano está a la derecha, que el primer ministro
Heath
27 también es de derechas.
Nixon
: Y el general De Gaulle.28
Mao
: De Gaulle es una cuestión distinta. Dicen también que el Partido
Democratacristiano de Alemania occidental es asimismo de derechas.
En cierto modo, me complace que la derecha llegue al poder.
29
Hizo notar, no obstante, que si los demócratas accedían al poder
en Washington, China también establecería contacto con ellos.
Al principio de la visita de Nixon, Mao estaba preparado para
comprometerse en la dirección que implicaba esta, aunque por el
momento no en los detalles de las negociaciones específi cas que
iban a dar comienzo. No estaba claro si surgiría una fórmula para
Taiwan (las demás cuestiones básicamente se habían decidido). De
todas formas, estaba dispuesto a refrendar una importante agenda de
cooperación en las quince horas de diálogo que se habían programado
entre Nixon y Zhou. En cuanto se hubo establecido la dirección
básica, Mao aconsejó paciencia y escurrió el bulto por si no llegábamos
a un consenso para el comunicado. En vez de considerar el revés
como un fracaso, el dirigente comunista mantuvo que había de
servir de acicate para impulsar un nuevo esfuerzo. El plan estratégico
inminente pasó por encima del resto de los problemas, incluso del
bloqueo sobre Taiwan. Mao aconsejó a las dos partes no arriesgar
demasiado en una ronda de negociaciones:
Es positivo hablar y lo es también aunque no surjan acuerdos,
porque ¿qué sacamos de permanecer en un punto muerto? ¿Por qué
tenemos que ser capaces de conseguir resultados? La gente dirá […] si
fracasamos la primera vez, ¿se preguntarán por qué no lo hemos logrado
a la primera? La única explicación será que hemos optado por la
vía equivocada. ¿Qué van a decir si lo conseguimos a la segunda?
30
Dicho de otro modo, aunque por alguna razón imprevista se
estancaran las conversaciones que iban a iniciarse, China perseveraría
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
278
hasta llegar al resultado deseado de colaboración estratégica con Estados
Unidos en el futuro.
Cuando la reunión estaba a punto de terminar, Mao, el profeta
de la revolución permanente, recalcó al presidente de la hasta entonces
vilipendiada sociedad imperialista-capitalista que la ideología ya
no venía al caso en las relaciones entre los dos países:
Mao
: [Señalando al doctor Kissinger] «Aproveche la hora y aproveche el
día». Creo que, por regla general, las personas como yo parecemos
cañones [
carcajadas de Zhou.] Es decir, algo así como «el
mundo tiene que unirse y derrotar al imperialismo, al revisionismo
y a todos los reaccionarios y establecer el socialismo».
31
Mao se rió a mandíbula batiente de la insinuación de que todo
el mundo podía haberse tomado en serio una consigna que llevaba
décadas pintada en los lugares públicos de todo el país. Acabó su
intervención con un comentario especialmente irónico, socarrón y
tranquilizador:
Pero tal vez usted, como persona, no estará entre los derrocados.
Se comenta que él [el doctor Kissinger] también se encuentra entre
los que no van a ser derrocados a título personal. Y si lo son todos
ustedes, no van a quedarnos amigos.
32
Garantizada así nuestra seguridad personal a largo plazo y certifi
cada la base no ideológica de nuestra relación por la máxima autoridad
en el tema, las dos partes iniciaron un período de cinco días de
diálogo y banquetes, que intercalaron con algún viaje turístico.
El diálogo entre Nixon y Zhou
Las cuestiones básicas se dividieron en tres categorías, y en la primera
se situaron los objetivos a largo plazo de las dos partes, así
como su colaboración contra los poderes hegemónicos, una forma
de decir la Unión Soviética sin tener que pasar por el desagradable
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
279
trago de nombrarla. Iban a ocuparse de ellas Zhou y Nixon, junto
con un reducido grupo de colaboradores, en el que me encontraba
también yo. Nos reunimos todas las tardes, como mínimo durante
tres horas.
En segundo lugar, se organizó un foro para tratar el tema de la
cooperación económica y los intercambios científi cos y técnicos dirigido
por los ministros de Asuntos Exteriores de las dos partes. Por
último, se constituyó un grupo de redacción para el comunicado
fi nal encabezado por el viceministro de Asuntos Exteriores Qiao
Guanhua y yo mismo. Las reuniones de preparación del documento
se celebraron de noche, después de los banquetes.
Las reuniones entre Nixon y Zhou fueron algo insólito entre
jefes de gobierno (Nixon, por supuesto, era también jefe de Estado)
por el hecho de que en ellas no se tocó ninguna cuestión del momento;
estas se dejaron al albedrío del grupo de redacción del comunicado
y del de ministros de Asuntos Exteriores. Nixon se centró
en situar una hoja de ruta conceptual de Estados Unidos ante su
homólogo. Dado el punto de partida de las dos partes, era importante
que nuestros interlocutores chinos tuvieran una guía seria y fi dedigna
de los objetivos estadounidenses.
Nixon era una persona con una preparación extraordinaria para
esta función. Como negociador, su poca disposición a entrar en
enfrentamientos cara a cara —en efecto, su forma de eludirlos— llevaba
en general a una cierta imprecisión y ambigüedad. Sabía resumir
a la perfección. De los diez presidentes de Estados Unidos que
he conocido, él ha sido el que ha demostrado una comprensión más
cabal de las tendencias internacionales a largo plazo. Aprovechó las
quince horas de reuniones con Zhou para presentarle una perspectiva
de las relaciones entre Estados Unidos y China y sus consecuencias
en los asuntos mundiales.
Mientras me encontraba camino de China, Nixon había comunicado
a grandes rasgos su perspectiva al embajador estadounidense en
Taipei, a quien tocaría luego la desagradable tarea de explicar a sus
anfi triones que a partir de entonces Estados Unidos cambiaría el eje
de su política china: lo pasaría de Taipei a Pekín:
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
280
Debemos tener en mente, y ellos [Taipei] tienen que estar preparados
para la realidad de que seguiremos con una relación gradualmente
más normalizada con la otra China, la del continente. Es algo
que exigen nuestros intereses. Y no es porque nos gusten, sino porque
están ahí […] y porque la situación mundial ha cambiado de una forma
tan drástica.
33
Nixon había previsto que, a pesar del caos y las privaciones que
vivía China, las excepcionales cualidades de su pueblo a la larga impulsarían
el país hacia la primera línea de las potencias mundiales:
Pues parémonos a pensar qué podría suceder si cualquier país
con un sistema de gobierno decente tomara el control de este territorio
continental. ¡Dios mío! […] No existiría potencia en el mundo
capaz… Me refi ero a que pones a 800 millones de chinos a trabajar en
un sistema decente […] y se convierten en la primera potencia del
mundo.
34
Aquellos días en Pekín, Nixon se encontraba como pez en el
agua. Independientemente de su arraigada opinión negativa sobre el
comunismo como sistema de gobierno, no había ido a China a convertir
a sus dirigentes a los principios de la democracia y la libre empresa
estadounidenses, pues lo consideraba una tarea inútil. Lo que
persiguió a lo largo de toda la guerra fría fue un orden internacional
estable para un mundo atestado de armamento nuclear. Así, en su
primera reunión con Zhou, rindió homenaje a la sinceridad de los
revolucionarios, cuyo éxito él mismo había denigrado anteriormente
como un fallo de las señales en la política estadounidense: «Sabemos
que cree fi rmemente en sus principios, y nosotros creemos fi rmemente
en los nuestros. No le pedimos que ceda en los suyos, de la
misma forma que no va a pedirnos que cedamos en los nuestros».
35
Nixon reconoció que en el pasado sus principios le habían llevado
—al igual que a muchos de sus compatriotas— a defender
políticas contrarias a los objetivos chinos. Pero el mundo había cambiado
y los intereses de Estados Unidos exigían que Washington se
adaptara a estos cambios:
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
281
Comoquiera que yo había estado en la administración de Eisenhower,
en aquella época había tenido opiniones parecidas a las de
Dulles. Pero desde entonces el mundo había cambiado, como tenía
que cambiar también la relación entre la República Popular y Estados
Unidos. Como dijo el primer ministro en una reunión con Kissinger,
el timonel tiene que surcar las olas, de lo contrario se hundirá en la
marea.
36
Nixon propuso basar la política exterior en la reconciliación de
intereses. Siempre y cuando se apreciara claramente el interés nacional
y que este tuviera en cuenta los intereses mutuos de estabilidad,
o al menos de evitar la catástrofe, aquello podía abrir el camino de la
previsibilidad en las relaciones entre China y Estados Unidos:
Aquí, el primer ministro sabe, y yo también sé, que la amistad
—que tengo la impresión de que mantenemos a título personal— no
puede constituir la base en la que pueda apoyarse una relación establecida.
[…] Como amigos, podemos ponernos de acuerdo sobre un tipo
de lenguaje, pero a menos que se satisfagan nuestros intereses personales
poniendo en práctica las decisiones tomadas en este lenguaje, poco
habremos avanzado.
37
Para un planteamiento de aquel tipo, la franqueza era la condición
previa para la auténtica colaboración. Tal como dijo Nixon a
Zhou: «Es importante que lleguemos a la franqueza total y establezcamos
que ninguno de nosotros hará nada si no considera que es en
interés de uno y otro».
38 Los críticos de Nixon condenaban a menudo
este tipo de declaraciones, tachándolas de egoístas. Los dirigentes
chinos, en cambio, se referían a ellas con frecuencia como garantía
de la fi abilidad estadounidense, pues las consideraban precisas, dignas
de confi anza y recíprocas.
Sobre esta base, Nixon planteó un razonamiento pensado para
una función duradera de su país en Asia, a pesar de la retirada del
grueso de las fuerzas estadounidenses de Vietnam. Lo insólito era
que lo presentara como de interés mutuo. La propaganda china había
atacado durante años la presencia de Estados Unidos en la zona
califi cándola de opresión colonialista y había llamado al «pueblo» a
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
CHINA
282
levantarse contra ella. Pero en Pekín, Nixon insistió en que los imperativos
geopolíticos traspasaban los límites de la ideología, como
daba testimonio de ello su propia presencia en la capital. Con un
millón de soldados soviéticos en la frontera septentrional de China,
Pekín no podía basar su política exterior en consignas sobre la necesidad
de acabar con «el imperialismo estadounidense». Antes del viaje
me había insistido sobre el papel determinante a escala mundial
que ejercía Estados Unidos:
No podemos pedir demasiadas disculpas sobre la función de nuestro
país en el mundo. No lo pudimos hacer en el pasado, no lo podemos
hacer en el presente, ni en el futuro. No nos podemos mostrar
excesivamente abiertos respecto a lo que hará Estados Unidos. En otras
palabras, darnos golpes de pecho, ponernos cilicios y empezar con que
vamos a retirarnos, vamos a hacer esto, lo otro y lo de más allá. Porque
considero que lo que tenemos que decir es: «¿A quién amenaza Estados
Unidos? ¿Quién preferiríais que ejerciera esta función?».
39
Es difícil aplicar la invocación del interés nacional en su forma
absoluta, como la planteada por Nixon, como único concepto capaz
de organizar el orden internacional. Las condiciones con las
que se defi ne el interés nacional son demasiado distintas y las fl uctuaciones
en la interpretación tienen una importancia excesiva para
proporcionar una guía de conducta fi able. En general, hace falta una
cierta coherencia en los valores que proporcione un elemento de
moderación.
Cuando China y Estados Unidos iniciaron los contactos tras un
paréntesis de veinte años, lo hicieron con unos valores distintos, por
no decir opuestos. Con todas sus difi cultades, un consenso sobre
interés nacional constituía el elemento más signifi cativo de moderación
con el que podía contarse. La ideología podía llevar a las dos
partes a la confrontación y fomentar pruebas de fuerza alrededor de
una amplia periferia.
¿Era sufi ciente el pragmatismo? Es algo que puede intensifi car
choques de intereses, de la misma forma que es capaz de solucionarlos.
Cada lado conoce mejor sus objetivos que los del otro. Según la
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
LA REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES
283
solidez de la postura interior de cada cual, la oposición interior puede
utilizar las concesiones necesarias desde el punto de vista pragmático
como demostración de debilidad. Así pues, existe la tentación
constante de doblar la apuesta. En los primeros contactos con China,
la cuestión que se planteaba era hasta qué punto eran o podían ser
coherentes las defi niciones de los intereses. Las conversaciones entre
Nixon y Zhou proporcionaron el marco de la coherencia, y el puente
que llevaría a ella era el comunicado de Shanghai y su tan debatido
párrafo sobre el futuro de Taiwan.
El comunicado de Shanghai
Los comunicados suelen ser perecederos. Defi nen más un estado de
ánimo que una dirección. No fue este el caso, sin embargo, del comunicado
que resumió la visita de Nixon a Pekín.
Los dirigentes tienden a crear la impresión de que los comunicados
nacen directamente de sus cabezas y de las conversaciones que
mantienen con sus homólogos. Suelen fomentar la idea de que redactan
y deciden hasta la última coma de sus escritos. No obstante,
los estadistas con experiencia y juicio saben que no es así. Nixon y
Zhou eran conscientes del peligro de obligar a los dirigentes a concluir
pactos durante los cortos períodos de una cumbre. En general,
las personas tenaces —no estarían donde están si no lo fueran— tienen
problemas por resolver los estancamientos cuando el tiempo
apremia y los medios de comunicación insisten. Como consecuencia,
los diplomáticos suelen acudir a las reuniones importantes con
los comunicados casi listos.
Nixon me mandó a Pekín en octubre de 1971 —en una segunda
visita— con este objetivo en mente. En los intercambios subsiguientes
se decidió que el nombre en clave del citado viaje sería
Polo II, puesto que después de poner Polo I al primer viaje secreto,
nos fallaba la imaginación. El principal objetivo del Polo II era el de
ponernos de acuerdo en un comunicado que pudieran aprobar los
dirigentes chinos y el presidente cuando, cuatro meses más tarde, se
diera por fi nalizada la visita de Nixon.
www.megustaleer.com
(c) Random House Mondadori, S. A.
Subscribe to:
Posts (Atom)