El coraje de explicar
Compré The Courage
to Act (Ben S. Bernanke, A memoir of a crisis and its aftermath; @2015 by the
author), casi por impulso. Me pareció interesante repasar lo que fue y es la
más grande crisis financiera universal incluyendo
la del 29-30, de la mano de su protagonista máximo.
Lo primero que descubrí es que
Bernanke, a diferencia de la mayoría de los economistas, escribe bien. Con
buena prosa, pasa los primeros capítulos describiendo su infancia y sus
humildes orígenes, acaso tratando de demostrar otra condición que tampoco
poseen los economistas: la de seres humanos normales.
De paso, y con la prolijidad y
cuidado que habita todo el libro, explica su formación y su carrera, llena de
nombres prestigiosos. Ciertamente el punto más destacado en su trayectoria es
su apasionada especialización en la Gran Depresión y los errores cometidos en
el manejo de ella. Seguramente el aprendizaje del manejo de esa terrible etapa
y los análisis que hicieron sobre el mismo tantos genios de la profesión fueron
de una gran ayuda en tan dramático desafío.
Describe con gran estilo el proceso
por el que es designado presidente de la Reserva Federal, y conmueve cuando
muestra cómo alguien de humilde origen puede ser elegido para ocupar la casi
omnipotente posición de responsable del sistema financiero global.
En todo el proceso del desarrollo de
la crisis y las medicinas aplicadas por la FED, muestra noveladamente el
complicado mecanismo legal del sistema monetario americano, que solemos conocer
superficialmente y entender menos aún. Allí se puede advertir lo que significa
exactamente el concepto de Banco Central independiente, y de una política
monetaria que no está regida ni por el Congreso ni por el ejecutivo.
A medida que cuenta el día a día del
proceso, además de permitir entender las razones de cada una de las medidas -
exitosas o no - que se tomaron, se va comprendiendo el respeto que tiene EEUU
por las instituciones, por las limitaciones de la ley, por la jurisdicción de
cada funcionario, por las atribuciones de cada poder.
También por las empresas privadas.
Bernanke concede varias veces que algunos de los excesos no pudieron impedirse
porque ni la FED ni el estado tenían poder sobre las decisiones empresarias,
aún cuando las circunstancias obligaran al gobierno a su salvataje.
El que fuera Hombre del año para
TIME en 2009 no esquiva ningún bulto. Reconoce todas las críticas que conocemos
y que hemos proferido, las explica y responde y va explicando en detalle no
sólo las razones de cada paso, sino sus evaluaciones personales y de cada uno
de los protagonistas, así como las variantes descartadas y las razones para
ello.
Además de un tratado de política
monetaria bajo presión, se trata también de un curso intensivo de acción de
gobierno, que a tantos teóricos hace tanta falta, incluyéndome.
Docente al fin, su trabajo se detiene minuciosamente sobre cada medida y cuenta su análisis y dudas en cada caso. Y por supuesto, las dificultades y limitaciones que le obligaron a corregir rumbos muchas veces. No será fácil esbozar críticas sin leer esta obra.
Un importante aspecto del libro es
que todas las decisiones, discusiones, discrepancias, dificultades y logros,
tienen nombre y apellido, aunque siempre tratados con el respeto que luce como una
característica de vida del autor. Ese
respeto parece agrandarse cuando habla de su antecesor, Alan Greenspan, The Maestro, para el mercado.
Acaso al omitir la responsabilidad
que se ha atribuido al legendario Presidente de la FED en la creación y tolerancia de la burbuja que
el propio Greenspan denominara La Exuberancia
irracional, se muestre su educada y cultivada personalidad de respeto
técnico y personal más que en ningún otro aspecto de su libro.
A cargo del timón de la Reserva en
el momento más difícil de su historia, entre 2006 y 2014, la tarea de Bernanke
no tenía oportunidad de ser considerada exitosa ni siquiera buena. Todos
tendremos nuestra propia crítica y nuestra propia receta, tanto en la salida de
la crisis como sus procesos posteriores que culminan con el QE1 Y QE2. Pero hay
algo casi imposible de discutirse. Difícilmente
podría haberse encontrado alguien más adecuado para ese momento de la historia
que este modesto profesor de Princeton.
No será providencial como John
Pierpont Morgan, ni legendario como Paul Volcker, ni venerado como Alan
Greenspan. Pero salvó al mundo de una crisis terminal y le dio una nueva
oportunidad.
Tal vez por respeto y por
profesionalismo, su libro no pone suficiente énfasis en una cuestión gravísima
que pudo resultar fatal: el sabotaje sistemático del Tea Party americano al
proceso de reordenamiento financiero, en momentos clave para los Estados Unidos
y su supervivencia. Algo sobre lo que los argentinos deberíamos meditar en este
especial momento del país.
The
Courage to Act es un pequeño posgrado.
Alguna vez será texto obligado en todas las facultades. Ese es un
vaticinio y una esperanza.
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