Lo escribió
Keynes antes de ser keynesiano, en 1909
"Vía la inflación continua, los gobiernos pueden confiscar,
secreta e invisiblemente, una parte muy importante de la riqueza de sus
ciudadanos. Con tal método no sólo confiscan, sino que lo hacen arbitrariamente
en un proceso que empobrece a muchos y enriquece a unos pocos.
La inflación alinea todas las fuerzas ocultas de le
economía del lado de la destrucción de modo imposible de prever. Son los
efectos destructivos, distorsivos y corrosivos de la manipulación monetaria de
los gobiernos lo que llevó virtualmente a todos los economistas del siglo XIX a
aprobar el anclaje del sistema monetario en una commodity como el oro para
impedir el uso de los poderes gubernamentales para imprimir billetes sin
respaldo y así cubrir sus extravagancias presupuestarias.
Vale la pena recordar las palabras
de John Stuart Mills: Ninguna política
tiene bases más precarias que la del engaño de emitir moneda sin respaldo de
metales, de una convertibilidad o algún principio de limitación equivalente. Todas
las variaciones en el valor del circulante son un engaño: destruyen los
contratos existentes y las expectativas y el efecto de esa alteración hace que todo
compromiso o emprendimiento financiero de largo plazo se vuelva insostenible.
Con todas las prevenciones
que puede tener que la creación de circulante dependa solamente de la
accidental producción de oro, es mucho más grave cuando la creación de
circulante es dejada al arbitrio de un individuo o un comité, que pueden tener cualquier
grado o clase de interés que se beneficie por la fluctuación artificial de los
patrimonios; y que tienen, de todos modos, un fuerte interés en emitir moneda
sin respaldo, ya que cada emisión es una fuente de ganancias.
Sin contar que los emisores
estatales de deuda siempre tienen un interés directo en bajar el valor de la
moneda en que están endeudados. Tal poder, quienquiera lo detente, es un mal
intolerable." (Principios de
Economía Política, 1909)