Publicado en El Cronista, septiembre de 1993
Pingüino, maestro
Alfredo Serra es un
periodista de rica trayectoria y gran clase. Respetado por sus colegas, es un
maestro para muchos, no sólo por la tarea docente que desarrolla, sino también
por sus calidades profesionales.
Quienes el lunes vieron
Hadad & Longobardi, por América 2, lo escucharon hacer un alegato en pro de
la dignidad periodística. Es que la imagen de Luis Patti acosado (o
atropellado) por movileros, muchos de los cuales simplemente querían
insultarlo, descalificarlo u ofenderlo, debe constituir un serio llamado de
atención para todos los profesionales y los medios de prensa.
Visitantes internacionales de diversas actividades y
orígenes, han mostrado varias veces su disgusto por esta confusión entre
agudeza y falta de respeto, entre ser incisivo y ser maleducado, entre
insistencia y grosería, entre valentía y prepotencia, que corre el riesgo de
transformarse en una especie de estándar nacional. Se puede defender cualquier
idea, se puede discrepar con quien fuese, se puede demoler a un entrevistado
con preguntas, se puede desnudar cualquier verdad. Pero para ello no hace falta
perder el estilo, la educación y el buen gusto.
La indignación de Serra
- El Pingüino para sus muchos amigos - no debe ser tomada como una crítica o un
ataque a la profesión que ama. Al contrario, es una lección para que los
jóvenes periodistas recuerden que hay otro modo de conseguir rating, audiencia,
lectores, prestigio y fama, y que felizmente existen muchos ejemplos en la
Argentina que se pueden emular. Claro, es un poco más difícil. Pero vale la
pena.
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