¡PATEE EL
TABLERO HOY, PRESIDENTE!
Un viejo chiste mudo del gran Caloi mostraba
el proceso por el que una serpiente se tragaba un elefante. Poco a poco la piel
de la serpiente se estiraba e iba tomando el formato externo del paquidermo,
hasta terminar transformándose en él.
Apretado por el empecinamiento del relato, la
campaña del miedo, la prédica de su círculo de establishment cercano y el lobby
temprano de ciertos empresarios prebendarios que rondan ahora a Cambiemos, Mauricio
Macri ha virado en sus conceptos económicos iniciales.
La referencia en campaña de Scioli sobre ese giro no sólo es cierta, sino que
muestra la concesión a las preferencias populistas de una gran parte de la
sociedad. Las asperezas de las acusaciones, el debate y las necesidades
electorales fueron llevando al nuevo presidente a aceptar puerilmente, por
ejemplo, que Fútbol para Todos debía continuar, pero mejor; que Aerolíneas
debía seguir funcionando, pero mejor; que los subsidios, dádivas y planes no
debían reducirse, que nadie debía perder "las conquistas logradas".
También
YPF pasó de pronto a estar "bien administrada" lo que es un poco
audaz de decir tan apresuradamente. Felizmente hubo un cierto retroceso en ese
cheque en blanco en la primera conferencia de prensa de Macri.
En ese proceso, se fueron dejando de lado
conceptos muy claros y acertados sobre
la baja del gasto, que pasó a ser un tema secundario y a remplazarse por la idea del crecimiento,
que teóricamente licuará la importancia relativa del déficit fiscal, finalmente
la causa única de la inflación y las devaluaciones pasadas y futuras.
También se sacaron del primer plano los
asesores que simbolizaban la austeridad fiscal, y que sabían como
lograrla. Y se volvió a abrazar
tangencialmente la causa del proteccionismo, disfrazada de desarrollismo, un
formato retórico que luce mas moderno, pero que degenera en lo mismo en cuanto
al estatismo y a los efectos sobre el crecimiento y el agro.
Y por último, la salida del cepo rápidamente
y con un mercado libre de cambios, un plan económico per se, fue evolucionando
hasta una paridad administrada que puede devenir en gradualismo en cualquier momento.
El balotaje creó la necesidad de captar los
votos de UNA y eso llevó a incorporar parte del discurso de Massa, lo que
también alejó de su eje a Cambiemos.
El panorama se agrava por el escaso tiempo
que media entre el balotaje y la toma de posesión, más el ocultamiento
delictivo que impide conocer la realidad de las cuentas en ese lapso, lo que
obliga a ser muy prudente e impide hacer el imprescindible plan para empezar a
gobernar.
Macri ha sido obligado a prometer ciertas
políticas, no sólo por su entorno, sino por el kirchnerismo al que tanto hemos
repudiado por esas mismas políticas. Ahora se lo apura conque la diferencia del
balotaje, en la que nadie cree, no alcanza para imponer medidas antipopulistas,
en una particular interpretación de la
Constitución y del resultado electoral.
Pero la realidad sigue estando ahí.
Las economías regionales y todo el agro,
junto a las Pymes, necesitan con urgencia un tipo de cambio que reconozcan el
aumento de costos inflacionarios. también una baja importante de las
retenciones de la soja junto a la eliminación de todas las otras. Eso es
coherente con la necesidad de divisas, dilapidadas por el populismo corrupto.
Esas necesidades implican un plan
antiinflacionario potente. Pero ese plan antiinflacionario frenaría de
inmediato la actividad económica. La solución es bajar el gasto seriamente, en
cualquiera de sus formas. Pero ya se han prometido inmunidades y se han dado
garantías de que eso no ocurrirá. Esto incluye temas tan evidentes en su aberración
como Fútbol para Todos, Aerolíneas o YPF, cuyos costos están siendo pagados por
todos, y en el caso de YPF, es una rémora para la competitividad y el
crecimiento.
Las frases de que pueden manejarse
eficientemente bajo la administración del estado, no son creíbles, a la luz de
70 años de experiencia. Para entendernos, eficiencia implica echar gente.
En cambio,
los únicos recursos que parecen se le permiten usar al nuevo gobierno, son el
endeudamiento y la licuación relativa del gasto vía crecimiento. Ese criterio se ha usado repetidamente entre nosotros, y sus resultados han sido
ciclos recurrentes que terminan siempre en el caos y la ruina. Las ruinas circulares, diría Borges.
La idea de un jubileo por unos meses en la
retención a la soja acaba de ser dejada de lado. Una pena, porque eso habría
producido muchos dólares útiles para salir rápidamente del cepo sin traumas ni
endeudamiento ni una devaluación insoportable.
Falta que para conseguir dólares se termine
de forzar la idea de un blanqueo, que además
de ir contra la ley local e internacional, han sido sólo mecanismos de
lavadores, donde seguramente terminarán blanqueando los beneficiarios de las
trampas cambiarias más recientes.
Un peligro es que se pierdan meses muy
importantes en este intento repetido hasta el hartazgo y que cuando se quiera
cambiar de rumbo se haya desgastado la magia del comienzo de la "nueva
época".
Hasta me permito pensar que la intención del
proteccionismo y el prebendarismo populista es justamente ésa. Diluir el empuje inicial en una maraña de
miedos, presiones, resistencia pasiva, errores conceptuales, concesiones a la
"decisión de la sociedad" a la inteligencia de los votantes y otras
frases del relato, hasta que no haya posibilidad de cambiar.
A pocas horas de haber sido electo, Macri
está encerrado en un laberinto que le han tejido entre todos. Corre el riesgo de que le pase lo mismo que a
la serpiente: tomar la forma del elefante que se tragó.
Con el enorme deseo de que le salgan las
cosas bien, yo le aconsejaría al Presidente electo que pateara este tablero que
no es el del juego que él soñaba jugar. Que todos jueguen el juego que él quiere
jugar. Ha ganado ese derecho.
Ya escucho a quienes dirán que es muy pronto
para hacer una crítica. No es una crítica. Es un análisis de cómo funciona
nuestro sistema suicida. Indiscutible. El desprecio de la expresidente de ayer
debe ser el límite.
Mauricio Macri tiene que ponerse el traje de
presidente desde hoy. Nadie puede "pedirle" que vaya a ningún lado,
acompañado o no. Él pone las reglas de juego. Nadie puede neutralizarlo ni
manipularlo. Menos ofenderlo o ningunearlo.
Y nuestra tarea será bancarlo, como dicen los
tuiteros. Y bancarlo no es acompañarlo a esta trampa que le están tendiendo.
Bancarlo es decirle la verdad.
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