Nota de un joven economista, en 1993 en El Cronista


El jueves pasado, en el programa de Bernardo Neustadt por Radio América, el señor Francisco Macri se refirió a un economista que, según él, "es un animal o está mintiendo", ya que este economista está escribiendo en los diarios que la industria automotriz trabaja con el dinero de la gente.

Da la casualidad que yo soy economista. También da la casualidad que justo una semana antes había publicado una nota en El Cronista afirmando, entre otras cosas, que la industria automotriz trabaja con los recursos de los consumidores.
Y, finalmente, da la casualidad que El Cronista fue el único medio que publicó una visión crítica del régimen automotriz en vigencia.

Teniendo en cuenta todas estas casualidades, no es casual que me sienta aludido por las declaraciones de Macri. Pero el punto que me interesa discutir no es si soy "un animal o un mentiroso", sino que lo que me interesa es aclarar un
par de puntos sobre esta cuestión.

En primer lugar, Francisco Macri sostiene que cualquier persona puede comprar un auto pagando sólo el 10% del valor del mismo. Para no entrar en grandes discusiones sobre este punto, lo que sería interesante es que Macri diga
públicamente en qué lugar, si es que se está refiriendo a la Argentina, uno puede comprar un auto pagando sólo el 10% de su valor, recibir inmediatamente el auto y pagar el resto en cuotas que no correspondan a un sistema de ahorro
previo.

Y es importante que lo diga, porque de esta forma él podría incrementar sus ventas, ya que mucha gente hoy paga la mitad del valor del auto y luego tiene que esperar meses hasta que le entreguen la unidad. Por lo tanto,
insisto, lo mejor que puede hacer Macri es dar públicamente esa dirección para captar a todo un segmento del mercado consumidor que hoy se siente maltratado por la industria automotriz. Después de todo, la gente no va a ser tan tonta
de pagar por anticipado un auto si le ofrecen entregarle inmediatamente la unidad contra el 10% del valor del auto.

En segundo lugar, Macri dijo, en el mismo programa, que quienes importan automóviles "están importando miseria". Ahora bien, si esto es efectivamente así, resulta ser que justamente la industria automotriz ha sido la que más
miseria ha importado ya que de las 102.000 unidades importadas el año pasado, la industria automotriz importó el 70% de ellas pagando el 0% o el 2% de derechos.

Es más, si importar es equivalente a miseria, porque elimina puestos de
trabajo, quiere decir que cuando la industria automotriz argentina exporta a otros países está exportando miseria, lo que nos llevaría a la conclusión que Macri ha estado importando y exportando miseria.

Afortunadamente esto no es así. Hace mucho, pero mucho tiempo, se descubrió que el intercambio entre las naciones no genera miseria, sino que genera una mejor asignación de los recursos productivos y, por lo tanto, más bienestar para la
gente, inclusive hace rato que las ventajas del comercio internacional se enseñan en cualquier curso de introducción a la economía.

Para terminar esta nota vale la pena recordar lo que le pasó un día a Robinson Crusoe en su isla. Cuentan que estaba sentado en la playa observando el mar. De repente vio que las olas acercaban una madera que constituía una balsa
perfecta. Balsa que hacía rato Crusoe necesitaba para salir a pescar. Su primer impulso fue, ante tamaño regalo del mar, salir corriendo para tomar la balsa antes que las olas se la llevaran nuevamente.

Iba corriendo Robinson Crusoe hacia el mar y de repente se detuvo y pensó: "Un momento. Yo iba a construir una balsa una vez que hubiese cubierto otras necesidades más perentorias. Si yo tomo la balsa que me trae el mar no me hará
falta construir la balsa. Si no construyo la balsa quedaré desocupado y mi industria marítima quebrará. Además, si no construyo la balsa, no tendré que cortar madera, con lo cual también afectaré a mi sector maderero. Inclusive, al no cortar la madera no tendré que afilar el hacha, lo cual me generará desocupación en mi industria de bienes de capital.

Peor aún, mi ministro de Hacienda, Sunday Horse, no cobrará impuestos. Realmente sería una ruina para mí tomar esa balsa que por tan bajo precio me ofrece el mar. Es más, lo inteligente es tomar la balsa y arrojarla más lejos, con lo cual habré incluido valor agregado a mi tarea de rechazar la competencia externa".
De esta forma, Robinson Crusoe defendió su industria marítima. Estuvo meses fabricando su balsa, pero, eso sí, se quedó sin poder satisfacer un montón de otras necesidades que tenía porque volcó todo su tiempo y sus recursos en
fabricar algo que podría haber conseguido mucho más barato.

Roberto Cachanosky
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 DIA15 MES06 ANO93     
La injusticia liberalota - Carta abierta


Mis amigos y colegas economistas liberales, no se encrespen por la nota-manifiesto-credo del nuevo diputado de Cambiemos Fernando Iglesias. Dead wrong. Deberían agradecerle.

Al dejar de lado el término neoliberal, el gran invento progresista para denostar a los que pretenden la seriedad en la gestión pública, le quita a la discusión cualquier tono académico. El término neoliberalismo, pese a no significar nada, obligaba ante la opinión pública a dar alguna respuesta técnica o académica. Ahora, en cambio, con este neoneologismo liberalote no hace falta responder seriamente.

Ese término liberalote, evidentemente inspirado por el florido y vacío estilo de Asís, (léase humo) no tiene significado alguno. Recuerda a mi amigo Landrú, en sus chistes de señoras gordas, que usaban esa terminología. (Ojo, no querría caer en ninguna infracción a las reglas de progresismo sobre géneros y esas cosas)

Decirle a alguien liberalote es como decirle regordete, o picarón. O grandotote. Casi una expresión mimosa intrascendente. Así que no veo que se tengan que devanar los sesos en explicaciones teóricas que a nadie, y menos a Iglesias, le interesan. Concéntrese en el relato, no se dispersen con detalles.

El segundo punto que debe agradecérsele, es la referencia a la imposibilidad de alguno de ustedes, inútiles liberales, de conseguir 4000 votos para armar un partido y ganar las elecciones. La frase es el primer mandamiento del evangelio cristinista, (Viene de Cristina, femenino de Cristo) "Formen un partido y ganen las elecciones" como recordarán, y significa que el que gana hace lo que se le canta. O sea, jodete. ¡Eso es saber de política!

También muestra la eficacia del sistema que han ideado los monopolistas corporativos del poder. Un simple mecanismo de elección por distrito resolvería ese problema de ustedes, de juntar 4000 votos, que el mecanismo administrativo de la corpo atacará con ensañamiento hasta dejarlos reducidos a 20, con inspecciones mensuales. Pero ¿para qué cambiar lo que tan bien anda?  El neodiputado ha conseguido evitar esas molestias uniéndose a Cambiemos. Cualquier cosa, menos permitir que se vote por un diputado individualmente. (Por supuesto que para Fer ganar las elecciones supone tener razón en todo)  

Muchos giles que conozco, todavía están juntando los primeros diez mil dólares para llegar a los quinientos mil dólares en publicidad que hace falta para disputar con éxito una elección a diputado. Aprendan, ustedes que se dicen libertarios y qué se yo. (Debo ser justo y aceptar que Macri propuso cambiar el sistema político: color, tamaño, gramaje de las boletas, voto digital. Todo irrelevante para evitar el monopolio partidista y el autoritarismo de las PASO, pero hay que ser graduales o te queman el país)

Otro punto que no advierten, por vuestra edad avanzada, (liberalote también suena a vejete) es que Cambiemos nunca fue liberal, como parece que ustedes creían, como no lo fue nunca Macri (ninguno de los dos). Se ve que las notas publicadas con vuestra firma antes de las elecciones presidenciales eran fakes.  Como esta, por ejemplo.

No culpen al pobre Iglesias de vuestra cortedad de miras, si también ahora tardíamente descubren que él no es lo que decía ser, o lo que ustedes creían que él era. Dejen de usar ese materialismo dialéctico que los caracteriza.

Lo que tampoco deben hacer es tratar de explicarle y debatir con él el tema del gradualismo. No propongan soluciones que hagan que les quemen el país. Por eso es mucho mejor el gradualismo, que viene del latín gradua, que quiere decir boludo, e ismo, que quiere decir contribuyente. Lo que seguro no deben hacer, es perder tiempo en explicaciones técnicas. Ustedes no saben nada de política. Dedíquense a enseñar, preferentemente en esos países desarrollados, como Alemania, Chile, Perú, Singapur y otros. O en Noruega y Suecia, que han logrado dejar de lado hace rato al progresismo.

Un dato duro: la nota de Iglesias iba a ser publicada en donde publica Roberts los sábados. Pero parece que Carlos Reymundo se puso celoso y la publicaron como nota en serio.

Se los digo de corazón. (Usando el pronominal los mal, como corresponde a los políticos, filósofos y sociólogos milennials) No pasen más vergüenza. Los quiero a todos, igual.


Dardote

Principios


Repasando a Friedman


Originalmente Milton Friedman había sostenido que los recursos que se dilapidaban en producir oro para mantener un sistema de respaldo monetario, podrían dedicarse a cualquier otra actividad más productiva, una suerte de endoso a la eliminación del patrón oro.

Más de una década después, en su artículo de 1986 "Los costos del recurso de la moneda no redimible [fiduciaria]"dice Milton Friedman que al observar el desmanejo monetario y los engaños causados por los gobiernos y los bancos centrales durante el siglo XX, era "crystal clear" que los costos de extraer oro, hacerlo moneda o lingote serían mucho menores que  los costos disruptivos y desestabilizantes impuestos a la sociedad por la inflación de moneda papel sin respaldo oro y las burbujas (Boom and Busts) de los ciclos económicos impuestos por las manipulaciones de dinero e intereses por los bancos centrales.

En su discurso de 1985 al asumir la presidencia de la Western Economic Association, "Los economistas y las políticas públicas" sostuvo estar persuadido de que nunca sería conveniente en el largo plazo - aún para los propios bancos centrales, manejar el sistema monetario de acuerdo a algún hipotético beneficio de la sociedad.

Quienes tienen las palancas de la impresión de dinero siempre estarán sujetos a las tentaciones y presiones de las ventajas de corto plazo que la emisión puede generar. Allí admite que había sido una pérdida de tiempo de su parte tratar de persuadir a los gobiernos de seguir su idea de una regla monetaria.


En otro artículo en 1986, "¿Tiene el gobierno algún rol en la moneda?" (Con Anna Schwartz) concluía que "dejar las cuestiones monetarias y bancarias a las decisiones del mercado habría producido un resultado más satisfactorio que el logrado con la intervención de los gobiernos".

Se enredan tanto en ecuaciones y gráficos, que se olvidan de lo esencial.